lunes, 15 de noviembre de 2010

Fácil.





Con lo fácil
que sería...











Sigo sintiendo admiración por las cosas sencillas y en realidad, sólo nos empeñamos en complicarlas. No resulta tan difícil dejar que la cosa fluya, pero si no es por una cosa, siempre es por otra.

Cuestión de orgullo supongo... Incógnitas del ser humano.

¿Por qué nos costará tanto pedir perdón y aceptar las cosas? ¡Ay! ¡Quién sabe!

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